La cofradía Historia

En el año 1947, jóvenes de Acción Católica, ante el deseo de dar mayor esplendor al culto externo durante la Semana Santa, hacen realidad el proyecto que años antes  se estaba fraguando en los corazones de la piadosa y ferviente juventud católica de Avilés: Armando Benítez, Richard, Tino, Lastra, Tito, Miñán, Cedrón, los Serrano, Isusi, Fontanillas, Horacio, Izquierdo, Falo, Antonio María, Olivares, Albertín….
Así, el Miércoles Santo 24 de Marzo de 1948, salió procesionalmente por primera vez, por las calles de Avilés, la juvenil Cofradía de San Juan, una de las cofradías penitenciales dedicadas al Santo Apóstol Evangelista que existen en España. Jóvenes, varones, solteros, castos, piadosos son algunos de los muchos valores que recoge el espíritu de los fundadores sanjuaninos y por extensión, de la Cofradía de San Juan.
En esta primera procesión, la cofradía de San Juan sale a la calle ante la expectación de los avilesinos por ver a los primeros 33 cofrades sanjuaninos. En medio del mayor recogimiento, con sus túnicas y capuchones azules, avanzaba la Cofradía que debía ser semilla y ejemplo para las demás. Esta tarde, hacia las ocho,  San Juan fue llevado a hombros por las calles avilesinas para encontrase por  vez primera con Nuestro Padre Jesús de Galiana y la Virgen Dolorosa en la plaza de Carlos Lobo.
En el año 1953, la Cofradía estrena un nuevo hábito que perdurará hasta el día de hoy.  La capa y la túnica llevan los colores de nuestro San Juan y el capuchón de color blanco trata de resaltar una de las virtudes más honorables del  Amado discípulo, la pureza.  
En el año 1955 se estrena nuevo paso, la pequeña andilla de “cuatro”, cede el turno a una más grande que había de ser  llevada por 10 cofrades. Posteriormente, en 1962, se dará paso a una nueva andilla portada por 14 cofrades que perdurará hasta el año 1999.
Siguen corriendo los años, y casi con la misma celeridad se suceden en el cargo los hermanos mayores en esta peculiar Cofradía de San Juan en la que los imperativos de sobra conocidos, de edad y de soltería, hacen que el flujo de nombres que pasan a engrosar sus filas desde tempranas edades, se entremezcle con los de aquellos que con gran pesar han de convertirse en historia viva de la Cofradía, dejando tras de sí una imperecedera huella.
La década de los sesenta está marcada por un fuerte declive de la Semana Santa, agudizado por las críticas de la prensa, llegando a poner en cuestión cual es la verdadera actitud del pueblo ante estas celebraciones. A pesar de todo, la Cofradía de San Juan demostró cual es su verdadera condición, sobreponiéndose a una mal entendida modernidad, reafirmando las convicciones y tradiciones que les habían acompañado de sus orígenes. Hermanos Cofrades como D. Victorio Maestre, D. Nicolás Arenas o D. Enrique Menéndez Van Riet y muchos otros, dieron testimonio en estos tiempos difíciles de cuál es el espíritu del cofrade y su compromiso en la Semana Santa. En 1968, los hermanos sanjuaninos ayudaron a los hermanos de la dolorosa a llevar el paso de la Virgen, debido a que no disponían de cofrades suficientes.
Pasados quedan los tiempos convulsos,  por el año 1976 resurge la normalidad y los buenos tiempos comienzan para las cofradías de Avilés. Después de un tiempo escabroso, las cofradías toman plena conciencia de los errores cometidos y la falta de rigor en algunos momentos, trabajan con dureza y tesón y retoman todas las procesiones que habían sido suprimidas, excepto la de “La Borriquilla”.  Aun así, la cofradía pasa necesidades, en especial, económicas y el ayuntamiento se niega a dar ayudas, es más,  también se niega el uso del balcón de la Casa Consistorial, donde normalmente se daba el sermón a los fieles durante la procesión del Santo Encuentro.
Ya en la década de los ochenta (1984), surge la banda oficial de la cofradía para acompañar a San Juan. Se hizo acopio de instrumentos, baquetas, mazas y correas. Después de duros ensayos la banda toma su primera salida el Miércoles Santo, dejando impresionado a los avilesinos por su coordinación, vitalidad y determinación en el toque. La banda ha cumplido con perfección hasta nuestros días su misión de acompañar a la andilla y de ayudar a que siga un paso firme y constante. Durante este tiempo se consiguió la nada despreciable cifra de 104 cofrades y aumentando año tras año hasta nuestros días ostentando la cifra de 280 cofrades penitentes.
Entrada ya la década de los noventa, cambia el trayecto de la procesión del Santo Entierro, extendiéndose su recorrido por el barrio marinero de Sabugo, visitando así, por primera vez, la parroquia de Santo Tomás. Dentro de la cofradía se realizan importantes cambios renovándose las cruces, arreglando el trono de la andilla y mejorando la imagen de San Juan.
Sigue aumentando el número de cofrades y fieles que participan en la Semana Santa avilesina y ya, en el año 1995, el ayuntamiento rectifica su política y decide apoyar a las cofradías que hasta ese año había marginado y menospreciado.
Entra la cofradía en el nuevo milenio, siguiendo como referente de la Semana Santa avilesina, habiendo aumentado notablemente sus cofrades sin que ello sea motivo para un menor cuidado del espíritu y de la tradición de la cofradía, más bien, se han doblado los esfuerzos para hacer llegar a todos lo que es ser un cofrade de San Juan y la responsabilidad que conlleva ser portador y representante de tan noble cofradía. Durante estos años, se renuevan los instrumentos de la banda aumentándose el número de miembros, se cambian los faroles procesionales del Jueves Santo y se renueva la andilla por completo, pasando a ser portada por 18 cofrades, elaborada en los talleres de Generoso y llevada a cabo con los enormes esfuerzos de las aportaciones y donaciones de piadosos cofrades.
En estos últimos tiempos se ha engrandecido la procesión del Jueves Santo, embelleciendo la procesión con nuevos pasos y ornamentos, cuidando los pequeños detalles y transmitiendo un profundo silencio y recogimiento desde el interior de la procesión, mostrando así el dolor de los pecados que el penitente siente y la tristeza que le embarga ante la inminente conmemoración de la muerte de nuestro Señor.
Se inaugura  el paso de la Verónica,  se crea el toque nuevo de tambor, se cambian los faroles procesionales, se arreglan los antiguos pendones y el ejército escolta  los pasos de nuestra Cofradía.